miércoles, 14 de julio de 2021

La iglesia

 




"La habitación huele a incienso
y los bancos de la iglesia tienen alma;
mi bisabuela deja su nombre
en el bronce inmaculado..."


La torre mira con ojos serenos
el mundo vasto de alabanzas,
de paz y de piadosos.
El badajo de la campana
suena una y otra vez.
Conoce la libertad, la santidad,
los caminos poblados de vértigos...
La gracia envuelve la noche divina
dejando entrever un epígrafe
que grita sus letras sagradas.
Las luciérnagas brillan...
El horizonte lívido
siente el dolor de partir
y busca las horas de inocencia,
los negros esclavos,
aquellos siglos pasados...
Las palabras
juegan en el indiscreto sopor
que roza los pretéritos tiempos.
Sobre el umbral llora la miseria
con mirada pura y manos de niño,
no guarda tesoro ni vuelo glorioso,
sólo su parpadeo
oscurece los candiles.
Y cuando amanece
los valles aún duermen,
se escuchan los cencerros,
alguien reza...,
y una torre, allá a lo lejos,
hunde su cruz en el cielo.

Luján Fraix