Sandra Kuck
La tía Catalina solía leerme un cuento
en los ratos libres.
Ella tenía los ojos color del cielo.
Yo con mis tres años
la escuchaba...
De a ratos,
maravillada por el relato,
sólo miraba sus ojos.
Sus palabras se desdibujaban en mi mente.
Sabía de memoria
el misterio de los alfabetos.
L.Fraix