Cada noche, en la duración de un grito, viene una sombra nueva... y aparecen vestigios de un pasado envuelto en brumas. La oscuridad, con su silencio perfecto, ahoga el espejismo y susurra palabras que se precipitan en un profundo desconcierto. No pasa nada. El único sueño se borra de nuevo, crece la hierba y el viento que sopla trae un suave aroma de lilas...
Ya no queda tiempo para llorar; el sentimiento se asfixia y brota la desilusión que arrasa con todo dejando un espacio muerto poblado de penumbras que ríen en ese universo de soberbia.
Luján Fraix
Publicado en Re-Visiones 92/93-Rosario-Argentina (Texto del Taller "Encuentros")