viernes, 4 de agosto de 2023

Frío

 La lumbre brillaba en esa noche sin estrellas; era sólo un fulgor desabrigado que ahondaba el silencio mientras los grises nubarrones opacaban aún más la ausencia.

Esa voz era un eco sordo más allá de los cofres, un llamado silente que me hacía recordar un ayer feliz y se llevaba las horas detenidas.
No había susurros, solamente vuelo de palabras y otra vez el silencio huracanado que envolvía la lumbre de las velas. Eran las tinieblas, la soledad hecha presencia, el frío de las tapias, el clamor de las almas… y el corazón quieto esperando la llegada de otra aurora, en el rincón más lejano de los diálogos, sin poder hablar, sin poder mirar a los ojos, quieto, en el infinito, junto al majestuoso enigma de una estrella.

-L.Fraix