Quisiera de niña haber vivido inviernos
con mucha nieve para hacer muñecos...
jugar bajo las hojas de un árbol centenario
con prismas de ensueño
y unicornios felices.
Ser una princesa,
aquella de las páginas de mis relatos queridos,
duende y leyenda,
rumor de agua mansa.
Encontrar cuentos reales
debajo del viejo sauce,
en aquel campo donde las almas
hablaban con el tiempo, las penumbras
y los nidos.
Finalmente,
convertirme en hada
para despertar el jardín con su primer pétalo,
para devolver las horas a la infancia,
para poblar de sonrisas mi alma.
L.Fraix