miércoles, 9 de septiembre de 2020

Poema IV


POEMA IV

Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo
y las hojas caían en el agua de tu alma.
Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
Siento viajar tus ojos y es distante  el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.
Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

Pablo Neruda






Y TÚ ERAS...

Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras el refugio de mis lágrimas
en el despertar abrupto de las horas;
sueño infinito y prodigioso
poblado de sonidos y de ánimas.
Desde el fondo de ti y arrodillada
yo te miraba,
como quien ve la gran sabiduría
desde un espejo dormido y reclinado.
Y tú, hombre,
tirado entre los brazos de los sueños,
evocabas regiones de pasadizos sin final
frente a los mares y las piedras;
entre las olas de tus ojos confundidos.
Y el amor venía al sentirte tan lejano
en aquel océano de súbitas campanas
tan azul, grande y venerado
que se disolvía como un ramo de sal entre mis manos.
Y tú eras ese milagro
que llegó a mi vida,
y me cubrió de fuego, de humo,
de silencio, de oro, de ceniza...
Y allí quedó esparcido el nuevo día.

Luján Fraix-


Poema publicado en
"Imágenes Terrestres"
Ediciones Alternativa
Buenos Aires.