viernes, 29 de mayo de 2020

La esperanza


Hay ciertas miradas encontradas
que abren el sendero de tus pasos
y liberan aquel abandono
en el inolvidable clamor
de tus palabras.
La sabiduría de la sangre
es una ciénaga de dádivas.
El adiós emerge estremecido
de aquellos velos solitarios,
dejando pretextos y milagros
en el portal de mis esperas.
Ese temblor desguarnecido,
que me recorre de memoria,
hiere vanamente
las grietas del olvido.
El cielo es un cristal roto
que consume lento a la distancia
el fuego de otros candeleros,
y el corazón maduro
llueve lágrimas...
que no tienen regreso.
Aún no quiero decir adiós,
la esperanza tardía
siempre...
llega antes que el cerrojo.

Luján Fraix