lunes, 8 de junio de 2020

Orfandad


















Te esperaba como cada noche a las estrellas,
escribiendo poemas grises. 
Cuando el vacío se volvía eco atronador...
miraba el camino secreto de tu última huella,
la reja que hablaba su dialecto
de reloj acompasado
y yo allí, esperando...
en aquel patio antiguo
donde las flores desde sus lagrimales desiertos
sonreían a la vida.

Era la tarde que se hermanaba
y consumía las horas sin piedad,
con indiferencia,
para caer luego...

en algún invierno destronado de matices
proyectando formas difusas,
en la voz de cada viento,
reclamando madurez en aquellos ojos fijos
que en la lejanía naufragaban
en la orfandad de su llanto.

Luján Fraix