Un azul
de lluvia,
en diálogo virginal
con el alba,
despertó mi corazón
a lo desconocido.
Evocó un fantasma,
el tuyo,
aceptó el dolor
en la muerte
de tu amor.
Su parpadeo me alejó...
de su perfecto latir
y ahora,
con obstinada
desazón,
extiendo mis brazos
y vuelo despojada
hacia el misterio.
Luján Fraix